Órganos genitales femeninos

Las condiciones patológicas que afectan a los órganos genitales internos femeninos se reconocen durante las laparotomías que por diversas razones tienen que practicarse en la niña. El útero bicorne, la hipoplasia uterina y el ovario ausente o ectópico son sólo algunos ejemplos. Durante las hernioplastias en la niña es común observar el desplazamiento total o parcial del aparato genital interno dentro del saco herniario. En las anomalías anorrectales femeninas se observan con frecuencia las fístulas que desembocan en la horquilla.

La división del clítoris, el epispadias, el meato uretral recubierto, la hipertrofia del clítoris por factores hormonales, el capuchón redundante, los tumores y las parasitosis se tendrán presentes en la exploración sistemática de toda niña. En el manejo pediátrico, se deberán considerar otras lesiones adquiridas de orden traumático o consecutivas a actos violatorios.

Sinequias de los labios mayores y menores

En la revisión sistemática de la recién nacida, el neonatólogo detecta la aparente fusión de los labios mayores y, con mayor frecuencia, de los labios menores.

La causa de las sinequias en recién nacidas es congénita, pero las que se observan en los meses subsiguientes pueden ser adquiridas, en las que la irritación y la infección tal vez desempeñen una función importante.

La anomalía se reconoce cuando al explorar la región genitoperineal, el introito vaginal no se observa. La coalescencia de los labios mayores o menores da la sensación de continuarse a uno y otro lados, sin permitir observar la uretra y el himen. Hay una especie de membrana delgada y semitransparente, de color gris azulado, con un surco anteroposterior medio que puede cubrir la región de manera parcial o total, según el grado de la sinequia. Si los padres la han observado o un médico poco familiarizado con los problemas ginecológicos relacionados con la pediatría la ha visto, podrá pensar que a la niña le falta la vagina o, incluso, que se trata de un problema de intersexo. En ocasiones, al separar los labios mayores, alguna parte de la sinequia es de poca resistencia y permite la separación parcial.

Himen imperforado

Esta alteración consiste en que el orificio inferior de la vagina está parcialmente cerrado por una especie de tabique o diafragma membranoso llamado himen, que normalmente tiene uno o varios orificios por donde salen las secreciones vaginales. En la presente anomalía el himen permanece obliterado y evitando la salida de dichas secreciones.

El himen se deriva del sitio correspondiente al tubérculo de Müller, como un fondo anular que después adquiere su luz y sirve como una membrana perforada a través de la cual se establece la comunicación al exterior. Cuando algún defecto organógeno impide la abertura del himen y permite el estancamiento de los productos que normalmente deben escurrir hacia el exterior se constituye un hidrocolpos, un hematocolpos o un hidrohematometrocolpos. En la recién nacida no sólo basta la imperforación del himen para que le mecanismo patógeno se establezca, sino la concurrencia de factores hormonales por un excesos de estrógenos placentarios que se pueden acumular en suficiente concentraciones.




Hipoplasia vaginal y vestigios de uretra doble (¿epispadias?). Vulvovaginoplastia en la escolaridad. El doble drenaje urinario requerirá su control e imagenología del tracto urogenital.




Vulvovaginitis consecutiva a tocamientos repetitivos ocasionados por abusadores sexuales. Nótese la secreción pultácea, la inflamación de los labios mayores y menores y el enrojecimienro periférico de la piel pubiana.




Sinequia de los labios mayores con orificio inferior. Simula en el recién nacido atresia vaginal al separar los labios mayores. La infibulación (sutura de los labios) que se practica aún en ciertos países afroasiáticos debe ser desterrada del orbe.




Sinequias labiales. La micción se realizaba por un pequeño orificio subclitoroideo o superior. Tan pronto el diagnóstico como la separación. A veces requiere puntos. Siempre pomada antinflamatoria.




Sinequia de los grandes labios. Separarlos por medio de la pinza de sinequiotomía, es de lo más sencillo. Raras veces es necesario la anestesia general para suturar las zonas de sección de las firmes adherencias. Pomada antiséptica y antinflamatoria.




Papiloma del clítoris. Un estigma de esclavitud es la clitoridectomía que por desgracia aún se practica en ciertos países afroasiáticos.




Himen imperforado. Sin estímulo estrogénico exagerado puede pasar inadvertido en el neonato.

Himen imperforado. Abombamiento de la región vaginal anterior con separación de labios mayores y menores.




Estenosis himeneal. Las carúnculas del himen son separadas tempranamente para la tranquilidad de los padres.




Amibiasis vaginal. La A. histolítica no perdona órgano alguno. Desnutrición, paupérrima higiene, incultura, provocan la lisis destructiva como en este caso. Violación previa?




Traumatismo vaginal. Por violación, por caídas a horcajadas, por golpe directo, etc. Contención, hemorragia, muestras, suturas reconstructuvas, estudios posteriores.




Carcinoma ovárico. Neoplasia maligna de las menos comunes en el ovario. Un casquete encapsulado y el otro de aspecto cerebroide. Su extirpación total augura su curación. Radiación no recomendable.




Carcinoma ovárico. Buen posoperatorio y buen pronóstico por ser posible su exéresis total. Niña de 11 años. El "síndrome de ocupación intrabdominal" (masas abdominales) requerirá de una exploración clínica minuciosa que dicte los estudios imagenológicos conducentes. (Pielografía excretora, colon por enema, ultrasonido Doppler en color, tomografía, perfil bioquímico).




Carcinoma embrionario de ovario. A pesar de sus adherencias, aspecto cerebroide y de lograr extirparse la masa tumoral completa, conviene sopesar la radioterapia (esterilización del ovario indemne).




Teratoma pélvico. Estas neoplasias derivan del ectodermo, mesodermo y endodermo. Tumor, dolor ocasional espontáneo y a la defecación y/o micción.




Placa lateral que muestra calcificaciones en parte anterior y baja del abdomen en un caso de teratoma maligno.




Urografía excretora que muestra eliminación normal del colorante y sombras calcificadas en flanco derecho y fosa íliaca izquierda.




Teratoma ovario. El estudio de la estructura de un tumor tan complejo como el teratoma, requiere el examen ordenado de todas sus partes. Casi todos estos tumores son tridérmicos (ectodermo, mesodermo y endodermo). Los que sólo muestran una sola clase son muy raros y son tumores sólidos y altamente malignos.




Síndrome de ocupación abdominal en una niña, en quien su estudio radiológico muestra calcificaciones pélvicas, sugiere un teratoma quístico.




Tumor de células de la granulosa, conocidos también como foliculomas, tecomas o mesenquimomas feminizantes. Senos prominentes, areolas pigmentadas, desenvolvimiento psíquico acelerado y precocidad de sangrado uterino, son algunos datos clínicos de su sospecha.




Tumor de células de la granulosa. Tumor duro, redondo, encapsulado, blanquecino.




Tumor de células de la granulosa. Otro especimen cuya superficie de corte muestra quistes y zonas de hemorragia.




Tumor de células de la granulosa con un cuerpo de Call-Exner.




Quistes del ovario y neoplasias

Los quistes del ovario no son raros y están representados fundamentalmente por los teratomas y los quistes dermoides. Los quistes no neoplásicos del cuerpo lúteo son muy raros y van acompañados, en algunas ocasiones, de precocidad sexual y hemorragia vaginal. Las formaciones quísticas teratomatosas pueden aparecer a cualquier edad, incluso desde el nacimiento. La edad de presentación muestra una mayor frecuencia entre los cinco y 14 años. Por lo general, son únicos, pero también pueden ser bilaterales y aun múltiples. El sitio de predominio parece ser el que corresponde al ovario derecho.

De los tumores de origen congénito, los ováricos son los más representativos. El teratoma ovárico es el resultado del crecimiento y de la diferenciación anormal de elementos precursores de células germinales del ectodermo, del mesodermo y del endodermo.

Los teratomas ováricos son de apariencia quística, únicos, redondeados, lisos, gruesos y con poca vascularidad; su peso varía desde unos cuantos gramos hasta varios kilogramos y pueden estar implantados por medio de un largo pedículo, o bien, ser sésiles. La sección del tumor muestra diferentes planos fácilmente reconocilbes por la presencia segmentaria de pelos, dientes, cartílagos y grasa, bañados por líquido mucoideo, citrino o serohemático. El estudio histológico desecha la posibilidad de que el teratoma posea solamente un tipo de estructuras representativas de una sola capa germinal y sí, en cambio, comprueba la formación tridérmica de tejidos representativos del ectodermo, el mesodermo y el endodermo.

El signo fundamental es la presencia de un tumor intrabdominal situado en las cercanías de la pelvis. Las manifestaciones agregadas las constituyen la torsión del pedículo así como la compresión de los órganos urinarios y digestivos bajos.

El tumor abdominal se percibe en la gran mayoría de los casos debido a que la pelvis es relativamente pequeña en la niña; la neoplasia tiende a hacerse abdominal y lógicamente fácil de reconocer. La niña o los familiares mencionan la presencia de una tumoración en el abdomen, que ocupa la línea media o un poco hacia algún lado de la región infraumbilical, poco dolorosa, redondeada, muy desplazable y habitualmente de consistencia dura. El tacto rectal combinado con la palpación abdominal ratifica la presencia del tumor con todos sus caracteres.

La compresión de la masa tumoral sobre los órganos vecinos ocasiona dolores vagos en hipogastrio y dificultad relativa para la micción. La crisis intermitentes que en algunas niña figuran en sus antecedentes, probablemente se deban a torsiones repetidas y discretas del pedículo ovárico. La torsión del pedículo tumoral ocasiona cuadros abdominales agudos fáciles de confundir con apendicitis. El vómito, el dolor abdominal, la fiebre moderada y la leucocitosis están también presentes. Esto, más el principio brusco y la presencia de un tumor abdominal inducen a realizar estudios radiológicos que en los casos de manifestación tumoral, incluirán todas las técnicas utilizadas en casos del síndrome de ocupación intrabdominal: imagenologías del esqueleto, tórax y abdomen, urografía excretora y colon por enema. Las opacidades reveladoras de clasificaciones dentro de lo que se supone es el tumor serán aclaratorias para el teratoma quístico.

La urografía excretora muestra desviación del trayecto de un uréter o de ambos con moderado grado de obstrucción hidronefrótica. El colon por enema podrá mostrar compresiones tumorales y rechazamiento de asas del intestino delgado, que se enmarcan entre el tumor y el marco cólico con material de contraste.

Los hallazgos anteriores aunados a un crecimiento rápido del abdomen, ascitis, edema parietal y sombras numulares en campos pulmonares harán sospechar la malignidad del proceso. Si predominan los síntomas del abdomen agudo podrá suponerse la torsión del pedículo tumoral o, menos comúnmente, la ruptura del quiste, que son las dos complicaciones más frecuentes del quiste ovárico.




Gran quiste de ovario que simulaba un embarazo. El teratoma ovárico es único, liso, de paredes gruesas y blanquecino y muestran un pedículo ancho con poca vascularización.




Teratoma quístico de ovario. Proporciones entre el vientre de la niña y el tumor. Es habitual su crecimiento rápido.




Teratoma quístico de ovario. Tumor de origen congénito con participación de las 3 capas embrionarias. Estas masas intrabdominales o tumoraciones que tipifican el síndrome de ocupación intrabdominal, son muy parecidas entre ellas.




La torsión del quiste ovárico trae aparejado el cuadro de abdomen agudo. Ya hay problemas circulatorios en el propio tumor y en su pendículo.




Tumor quístico del ovario, parcialmente torcido y con firmes adherencias a las asas intestinales, lo que clínicamente se manifestó como un abdomen agudo.




Disgerminoma invasivo. Rota su cápsula, envía metástasis a los órganos circunvecinos. Se pensará en la radioterapia y en la quimioterapia. Parece ser el equivalente del seminoma. Representa el 10% de las neoplasias primitivas del ovario. Su máxima incidencia en la etapa prepuberal. Habitualmente unilateral y grande exige la salpingoferectomía precoz.




Disgerminoma de ovario. La pielografía descendente, habitual solicitud en los síndromes de ocupación intrabdominal muestra el rechazo pielouretral hacia atrás y la gran masa abdominal.




Disgerminoma de ovario. Por lo general de grandes dimensiones bien delimitado en sus principios, con lobulaciones discretas. Explicables los trastornos digestivos y urinarios y el ataque al estado general.




Disgerminoma. Neoplasia maligna. Representa el 10% de todas las neoplasias ováricas. La salpingooferectomía se impone. La revisión contralateral y del resto de la cavidad en busca de metástasis es obligada. Grapas de plata.




Disgerminoma ovárico. Obsérvese su gran tamaño en proporción al vientre de la niña, sus lobulaciones y su vascularización.