En muchos recién nacidos el cuello puede pasar inadvertido o ser prácticamente virtual debido a su brevedad. El cuello de los neonatos o de los lactantes menores es corto, por lo cual a esta edad sus trastornos no son muy llamativos. En niños de mayor edad es posible delimitarlo topográficamente como un cilindro con dos extremos: el superior y el inferior. El primero de éstos, de adelante hacia atrás, se origina en el borde inferior del mentón, pasa al borde inferior de la mandíbula, continúa por una línea ficticia desde el ángulo de la mandíbula hasta el vértice de las apófisis mastoides; por detrás, parte de una línea que une ambas apófisis mastoides y pasa por la protuberancia occipital externa. El extremo inferior del cilindro cervical, de adelante hacia atrás, parte del borde superior del manubrio esternal (horquilla), a derecha e izquierda de las clavículas y a la altura de las articulaciones acromioclaviculares, por una línea que las une y posteriormente cruza a la vértebra cervical. Sin menoscabar las áreas anatómicas en que suele dividirse el cuello de una persona joven (las regiones anterolateral y de la nuca, con las cuatro grandes subregiones de la primera, y que son: suprahioidea, infrahioidea, esternomastoidea o carotídea y la del hueco supraclavicular), en ocasiones, y sobre todo cuando se trata de los lactantes menores, es suficiente con precisar su trastorno describiendo que un tumor, por ejemplo, está por delante, en alguno de los lados o por detrás del cuello (nuca), pero siempre con la referencia de puntos óseos circunvecinos (submentoniano, supraesternal, suboccipital, retromastoideo, etcétera).
De los recursos propedéuticos para explorar el cuello, la inspección y la palpación destacan sobre la auscultación y la percusión. Como la etapa vital que atiende el pediatra es muy amplia, pues abarca desde el neonato hasta el adolescente, es lógico que vea desde trastornos congénitos, en edades tempranas, hasta adquiridos, en la etapa prepuberal. El buen uso de la vista y la sensibilidad táctil del médico se ponen de manifiesto en la exploración del cuello y especialmente en las regiones anterolaterales, en donde el manejo de una mano o de las dos y del apoyo que se brinda una a otra (giro de la cabeza, movilización, etcétera) constituyen un ejemplo de sinergismo exploratorio que coadyuva en la inspección y en la palpación. Debido a su posición de clinostastismo, el cuello de los niños se observa en primer lugar por delante y por los lados, y aunque ya se señaló que una de sus características es su cortedad, no por ello resulta difícil percibir sus trastornos.
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Amiotonía congénita de Oppenheim. Al asir al lactante para ponerlo erecto, la cabeza cae sobre los hombros al aextremo de contactar el hombro con la mejilla. La flacidez muscular cervical es llamativa (atrofia espinal músculo esquelética por degeneración de las células del asta anterior). Electromiografía, velocidad de conducción nerval y biopsia. Diferenciación con enfermedad de Werding-Hoffman y de Wohltart-Kugelberg. |
Vestigio o apéndice cervical. Tumoraciones generalmente pequeñas con dureza cartilaginosa, sésiles y de fácil extirpación. Sólo son problemas estéticos. |
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Angiodisplasia tuberosa que abarca principalmente el cuello. Imagenología y expectancia en espera de su máxima regresión. |
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Tortícolis congénita. La palpación comprueba el uso fibroso sobre el esternocleidomastoideo y la dificultad para movilizar el cuello. |
Tortícolis retráctil congénita o adquirida. Tumoración cervical y dificultad para girar y lateralizar la cabeza. Rotación del eje sagital del cráneo y oreja descendida, masaje, movilizaciones y ante el fracaso la elongación quirúrgica del esternocleidomastoideo. |
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