Auscultación

La exploración de los fenómenos acústicos que se producen en el organismo del niño (normales o anormales) es tan importante como los demás métodos exploratorios.

La auscultación a distancia tiene mayor campo de aplicación en pediatría que en el paciente adulto (frecuencia de los padecimientos rinotraqueobronquiales de diversos orígenes) y se fortalece más aún si se acompaña por la inspección directa. Gracias a la auscultación a distancia, los familiares pueden proporcionar una serie de datos útiles en el interrogatorio y el pediatra puede apreciar los estertores traqueobronquiales (bronquios de primer orden) y, en determinadas ocasiones, percibir los caracteres de llanto (intensidad, periodicidad y frecuencia) y los ruidos originados en el aparato digestivo (hipo, eructos y borborigmos); todos estos datos son de utilidad en la patología pediátrica.

La auscultación directa o inmediata queda definitivamente descartada en la propedeútica de niños. El hecho de existir una marcada desproporción en las dimensiones entre las partes audibles del cuerpo del niño y la cabeza del explorador constituye un serio inconveniente para obtener datos de localización confiables; además, los pequeños suelen asustarse al tener la cabeza del médico en contacto con su cuerpo; asimismo, es un procedimiento antihigiénico, pues el pediatra no puede lavarse la cabeza después de cada exploración, como debe hacerlo con sus manos.

La auscultación se practica con un estetoscopio y debe preferirse aquél cuya caja de resonancia esté en comunicación con un solo tubo de caucho, ya que el frotamiento de dos tubos (por los movimientos involuntarios y constantes del niño) que lleguen a la caja dificultan la auscultación y hacen más difícil de controlar la movilidad del fonendoscopio. Dicho instrumento contactará sobre el sitio por auscultar o, en su defecto, sólo se permitirá usar una tela procurando que esté lo más fija y restirada posible.

Primero se deberá reconocer el sitio de partida del fenómeno acústico (auscultación a distancia); después, auscultar el tórax con el fonendoscopio y escuchar el foco de la punta, los focos basales y los mesocardíacos, en orden respectivo; a continuación, el resto de la cavidad torácica. Además, se auscultará el abdomen siempre que se sospeche oclusión gastrointestinal (gorgoteo de la obstrucción mecánica y silencio del íleo paralítico) y sistemáticamente en el posoperatorio, sobre todo de recién nacidos y lactantes, con objeto de detectar la iniciación peristáltica.




Auscultación del precordium. Los números progresivos indican la aconsejable auscultación precordial (obsérvese el juguete). Los métodos de distracción visuales pero no auditivos son necesarios. Aunque entre más pequeño es el infante la auscultación se torna más difícil, es útil el sistematizarla (foco de la punta, valvulares primarios y secundarios de las arteria aorta y pulmonar y mesocardio).




Auscultación precordial en el neonato. Una mano arrulla al recién nacido para acallarle su llanto. Es menester insistir en la identificación y evaluación del ciclo de los sonidos y los intervalos cardiácos. Tomar en cuenta la existencia de variantes auscultatorias "normales".




El explorador situado a la espalda del escolar ausculta el corazón. Su otra mano le fija y acaricia la cabeza. Las cardiopatías congénitas dominan la nosología cardiovascular pediátrica. Los soplos orgánicos son persistentes, fijos y con irradiaciones. Los funcionales se reconocen con la experiencia.




Las cruces señalan los sitios principales de auscultación posterior del tórax, estando el lactante en decúbito ventral. Como fundamental el murmullo vesicular respiratorio, los estertores de timbre fino (húmedos) habitualmente de punto de partida alveolar y los estertores gruesos probablemente de bronquios.




Auscultación posterior del tórax cuando ya es posible sentar al lactante, mostrando los indispensables puntos de auscultación. A los estertores húmedos se les divide en: cavernosos, crepitantes y subcrepitantes y a los secos: roncantes y silbantes. En el moribundo estertor preagónico, en el comatoso el estriduloso. El soplo tubario (foco neumónico), el soplo anfórico (quistes pulmonares no a tensión y a veces en neumotorax). Sibilancias, vibraciones laríngeas, hay que distinguirlas (alergias rinotraqueobronquiales).




La cabeza del escolar, es apoyada a través de su frente en el abdomen del explorador, mientras se ausculta la espalda. Los frémitos y los roces pleurales (pleuritis) son comunes en la patología del párvulo, no así en la transmisión vocal, la broncofonía, la pectoriloquia y la egofonía.