Fístulas y quistes laterales

Las fístulas y los quistes laterales del cuello se originan por un defecto de desarrollo y fusión del sistema branquial. En nuestro medio los quistes son más frecuentes y no se deben confundir con otras formaciones laterales del cuello de tipo quístico.

Gran parte de la cara y el cuello se origina a partir de los arcos y las hendiduras branquiales; en el embrión de tres semanas se desarrollan cinco hendiduras paralelas que corren hacia abajo y adelante dejando entre sí seis depresiones llamadas arcos branquiales. A medida que el embrión se desarrolla los arcos se fusionan, pero la base de la primera hendidura branquial permanece permeable y da origen al tubo de Eustaquio, al conducto auditivo y a la línea media mandibular; del primer arco se originará el conducto auditivo externo, la porción anterior del pabellón de la oreja ( trago y mitad anterior del lóbulo), la mejilla, la mitad externa del labio superior, la zona mandibular y parte del cuello; del segundo arco se derivarán las porciones bajas y posteriores del pabellón auricular (antihélix y antitrago), la zona correspondiente a la parte alta y anterior del cuello y el hioides; del tercer arco se desprenderá el resto del hueso hioides, que se unirá al del lado opuesto y que es el más largo y angosto de los tres. Del cuarto arco derecho depende la formación de la subclavia y, del izquierdo, el arco aórtico; los arcos restantes no producen malformaciones relacionadas con las de esta sección y su conocimiento embrionario es aún confuso.

Los quistes se pueden detectar desde la etapa de recién nacido y confundirse con Higroma colli y linfangiomas, aunque son más notorios después de la lactancia. Aparecen como tumoraciones que corren paralelamente sobre el músculo esternocleidomastoideo en su borde anterior, sobre todo en su tercio medio, por lo que, cuando se infectan, parecen abscesos submaxilares. Tal vez muchos de los abscesos drenados en los servicios de urgencias o de consulta externa correspondan a estos quistes infectados, que por estar comunicados con el lóculo amigdalino, en niños con problemas de adenoamigdalitis, quizás ocasionan su inflamación, infección y muchas formaciones quísticas. De poderse comprobar esto, la frecuencia de estas anomalías ascendería considerablemente.

Si dichos quistes no están infectados, su consistencia es blanduja y renitente; son indoloros, poco desplazables y están cubiertos de piel sana o un poco más transparente; no ocasionan fenómenos generales y no se han visto alteraciones locales compresivas en órganos huecos, aunque sus dimensiones sobrepasen de 10 cm en el lactante mayor. En pocas ocasiones la madre informa de cambios en el tamaño de la formación quística, que podría deberse a comunicaciones circunvecinas a través de un orificio fistuloso (piel o faringe).

Las fístulas habitualmente se sitúan sobre el trayecto del músculo esternocleidomastoideo pero, por lo general, en su tercio inferior; pueden ser puntiformes o infundibiliformes, con un rodete mínimo de piel que las cubre a manera de válvula, únicas o dobles e ir acompañadas de quistes reconocibles en la palpación.

El único tratamiento es el quirúrgico y podrá intentarse a cualquier edad, aunque es más fácil después de los dos años. Las maniobras quirúrgicas varían un poco de acuerdo con la existencia de una fístula o un quiste, pero en términos generales es similar, como puede apreciarse la extirpación bilateral completa.







Fístulas y quistes de origen branquial. Gran parte de la cara y cuello se origina a partir de los arcos y las hendiduras branquiales. Es anomalía del segundo arco. Son más ostensibles depués de la lactancia. Corren paralelas al esternocleidomastoideo. Fáciles de infectar y confundir. Canalizaciones hasta el pilar posterior del lóculo amigdalino. Exéresis completa: 2 incisiones (Broca) entre el ángulo de la mandíbula y el gran cuerno del hioides.




Fístulas branquiales. Estas fístulas laterales del cuello provienen de la segunda hendidura branquial. Se extienden a todo la largo del cuello. El orificio interno o superior puede llegar hasta la cara anterior del pilar posterior de la fosa amigdalina y el externo o inferior por encima de la articulación esterno clavicular. Cateterización a través del orificio externo; incisión horizontal. Contra incisión hasta el tope del catéter. Disección de la fístula por abajo y por exéresis arriba.




Teratoma, Higroma Colli y linfohemangioma




Teratoma cervical. La imagenología previa mostró opacificaciones incluidas. Su ubicación alta hizo necesaria la disección parotidea.




Teratoma benigno. Fue confundido con sialectasia o tumor mixto de parótida. Bien encapsulado y con buenos planos de despegamiento.




Teratoma benigno. Contiene gran variedad de tejidos aunque algunos de estos puedan predominar. Generalmente se encuentran cuando menos de dos hojas blastodérmicas. Aquí, cartílago, glándulas, tejido muscular.




Higroma colli. Se identifica desde el nacimiento por la asimetría cérvico-facial que ocasiona secuestro o inclusión de los tejidos de los primeros sacos o anomalía de su desarrollo embrionario. Generalmente blandujos e infiltrantes. No es infrecuente la prolongación al ápice del tórax. Considerar en diagnóstico diferencial: quiste branquial, linfangioma, neoplasias, dermoides, metástasis, linfadenitis, sialectasias.




Higroma colli. En este caso a la mitad de la cirugía es posible la liberación en bloque y observar la carótida y la yugular al fondo.




Linfangioma quístico. Estos higromas muestran grandes espacios quísticos revestidos de endotelio. A veces sus paredes gruesas contienen colágeno y fibras musculares.







Resección del higroma colli por disección anatómica del paquete vasculonervioso del cuello: a) incisión fusiforme transversal, que abarca una zona amplia de piel, sobre la cápsula de la tumoración. b) Disección, con tijera, de los elementos anatómicos cervicales. c) Liberación meticulosa de las adherencias tumorales consistentes, que fijan la neoplasia a los planos vasculoaponeuróticos profundos. d) La tumoración desplazada en distintos sentidos por el ayudante permitirá que el cirujano individualice cada uno de los elementos vasculonerviosos cervicales mediante hilos de seda; después de la liberación total, se expandirá en bloque al tumor. e) Canalización optativa y cierre por planos, sin olvidar la del músculo platisma del cuello; afrontamiento de la piel con puntos de colchonero.





Higroma colli. El linfangioma mostraba más tendencia monocular por lo que su extirpación disecando los elementos del paquete vasculonervioso cervical permitió su exéresis total.




Higroma colli bilateral. La gran tumoración tuvo que ser removida en el neonato por los problemas respiratorios y digestivos graves que le ocasionaba al neonato.




Higroma colli bilateral en un lactante mayor. Tolerado y sin problemas respiratorios o digestivos. El derecho de grandes dimensiones y el izquierdo de menor tamaño. Confusión con otras anomalías congénitas y con otras neoplasias.




Higroma colli. Se recomienda la disección anatómica de los componentes vasculonerviosos del cuello con el propósito de no dejar remanentes Carótida primitiva, neumogástrico, yugular interna ligada.




Linfangioma quístico cervical. Tres variedades: capilar, cavernoso y quístico. Son tumoraciones blandujas, desplazables, no dolorosas y de crecimiento lento.




Linfangioma quístico cervical. Presentan cápsula adelgazada que es necesario no romper durante su extracción.




Hemangioma cervical. Hay porciones linfangiomatosas secundarias. Tejido embrionario ectópico. Cursa con granulaciones porta (trombosis) que a veces le imprimen un color morado vinoso.




Hemangioma cervical. Previos estudios de imagenología angiográfica se comprobó su parcial independencia de los grandes vasos cervicales. Predomina el angioma sobre el linfangioma.